Hola de nuevo y feliz año!!!
En esta época, bien se agradece un plato caliente, de cuchara, que alimente de verdad, que nutra y relaje nuestro cuerpo y nos deje bien satisfechos. Pues todo esto lo podemos conseguir con este maravilloso estofado.
Las CASTAÑAS son un fruto típico de Otoño-Invierno y están deliciosas tanto en dulce como en salado. Aunque la procedencia del castaño se situaba hasta hace poco en Asia Menor, y a los romanos su expansión por el Mediterráneo, existen estudios arqueológicos en base a restos fosilizados con más de 2.500 años de antigüedad, en los que se demuestran que los castaños ya existían en la Península Ibérica antes de la invasión romana.
Las castañas han sido durante siglos base fundamental de la alimentación, con más o menos acierto, los grandes nombres de la historia como Plinio, Leonardo Da Vinci, Apicio… han escrito y dejado constancia del consumo de la castaña, un alimento especialmente habitual, junto con la bellota, en las mesas medievales.
La principal propiedad de este fruto es que tiene pocas calorías, alto contenido en fibra, proteínas e hidratos de carbono. También son una buena fuente de minerales, entre los que destacan el magnesio, potasio, hierro y fósforo. Por otro lado, ofrecen un mínimo de vitaminas del grupo B, vitamina C y E así como compuestos fenólicos con propiedades antioxidantes.
En cuanto a los GARBANZOS, decir que es una legumbre indispensable en los pucheros tradicionales, y es una fuente de hidratos de carbono de absorción lenta, que producen una asimilación gradual de la glucosa. Esto evita el desequilibrio de los niveles de azúcar y genera una energía constante. El garbanzo es muy rico nutricionalmente. Es un alimento con alta carga calórica. Contiene gran cantidad de proteína vegetal que incluye todos los aminoácidos esenciales aunque es deficitaria en metionina pero si lo mezclamos con cereales o granos ricos en metionina (arroz, quinoa o trigo sarraceno) estaremos consiguiendo una proteína muy completa, de alta biodisponibilidad y totalmente de origen vegetal. A pesar de ser muy proteico, es muy pobre en grasas saturadas y rico en fibra. El garbanzo es una fuente de muchos minerales, sobre todo fósforo, hierro, calcio y magnesio y es especialmente rico en vitaminas A, B1, B6 y ácido fólico.
Respecto a la Calabaza, ya he comentado en anteriores recetas las virtudes de este regalo de la Tierra, de modo que paso a explicar sin más demora la preparación del plato.

INGREDIENTES (para 4 personas)
400 gramos de garbanzos cocidos
200 gramos de castañas pilongas dejadas al menos 8 horas en remojo
400 gramos de calabaza pelada y troceada
2 cebollas grandes
500 ml. de caldo de verduras o agua
1 cucharada de shiro miso (miso de arroz blanco)
1 cucharada de mugi miso (miso de cebada)
Aceite de sésamo, sal y pimienta
PREPARACIÓN
Empieza cortando las cebollas a medias lunas y saltea con un poco de aceite de sésamo, primero a fuego alto, y luego a fuego medio. Añade un poco de sal y deja que se vaya cocinando a fuego lento durante 40-45 minutos con tapa. Remueve de vez en cuando.
En una cazuela pon el caldo o agua y cuando este a punto de hervir incorpora las castañas remojadas. Si utilizas agua en lugar de caldo, añade sal, pimienta, una hoja de laurel, cúrcuma y pimentón. Cuando empiece a hervir, déjalo tapado cocinando a fuego bajo unos 25-30 minutos. Al cabo de este tiempo puedes incorporar la calabaza troceada a cubos y deja cociendo otros 20 minutos más. Comprueba que las castañas están bien cocidas, blandas pero sin deshacerse. Es el momento de sacar un poco del caldo para disolver en él las cucharadas de miso. Incorpora al guiso los garbanzos cocidos, las cebollas, el miso disuelto y mezcla todo bien. Mantén el cazo a fuego muy bajo un par de minutos más sin que llegue a hervir.
No dejes de acompañar este estofado con hojas verdes escaldadas o ensalada con chucrut.

Bon appétit!!