Hola!!! Hoy te traigo otra socorrida receta que estoy segura te va a gustar tanto como a mí. A partir de una receta mi querida y admirada Isabel Moreno, la he versioneado «a mi manera»y te presento aquí el resultado.
Estos crackers son una auténtica delicia y se pueden comer entre horas como picoteo, o en una comida o cena acompañando unos patés, a modo de topping en un puré o crema, con ensaladilla rusa, en lugar de pan, etc… Cuando te decidas a hacerlos, ya no vas a parar. Yo los tengo como un «must have» casi todas las semanas. Atención!!!, tómalos con moderación pues ten en cuenta que es un alimento seco y horneado a base semillas oleaginosas, que aunque son una fuente de salud, no hay que abusar de su consumo.

Como sabrás las semillas oleaginosas (girasol, sésamo, calabaza, lino) son ricas en grasas poliinsaturadas, fibra, minerales y vitaminas. Los ácidos grasos que contienen ayudan a reducir el colesterol, reducir la presión arterial y a mejorar la memoria.
Te voy a indicar algún apunte de cada una de ellas:
Semillas de GIRASOL: Sus aceites tienen efecto antiinflamatorio, por lo que está indicado su consumo en todos los procesos con inflamación, ya sea de las mucosas, articulaciones, piel, etc. Entre las vitaminas que contiene, destaca la B1, esencial en el equilibrio del sistema nervioso. Su consumo permite que mejore la salud ocular gracias a su contenido en cisteína.
Semillas de SESAMO: Tienen un elevado contenido en calcio altamente asimilable – diez veces más que la leche de vaca -, por lo que se recomienda su consumo en todas las situaciones que requieren aportes de este mineral: crecimiento, osteoporosis, embarazo, fracturas óseas, etc. Ayuda a prevenir la calvicie gracias a su efecto activador de la circulación y a su poder antioxidante. Las proteínas y el zinc que contiene nutren a los folículos pilosos.
Semillas de CALABAZA: Se han usado tradicionalmente para combatir las lombrices intestinales, para eliminar la retención de líquidos y para ayudar a expectorar. Son un gran aliado en caso de prostatitis, artritis, síndrome premenstrual… ya que modulan la inflamación de cualquier órgano. Son excelentes para reducir el envejecimiento de la piel y para su correcta nutrición gracias a su poder antioxidante.
Semillas de LINO: El aceite que contiene está indicado en enfermedades cardiovasculares por su contenido en ácidos grasos omega 3. Estas grasas son también de gran ayuda en los cánceres de mama y colon. El equilibrio de los ácidos grasos omega 3 y omega 6 hace que el lino se comporte como el antiinflamatorio perfecto. Es muy útil en el estreñimiento, diverticulitis e inflamación intestinal por los mucílagos y fibras que contiene.
Y sin más preámbulos, pasamos a la acción!!!
INGREDIENTES
1 taza de semillas de girasol
1/2 taza de semillas de calabaza
1/2 taza de semillas de sésamo
1/2 taza de semillas lino
2 cucharadas soperas de copos de alga nori
Especias y hierbas aromáticas, (opcional) por ejemplo: 1 cucharadita de orégano, 1 cucharadita de tomillo, 1/2 cucharadita de jengibre molido, 1/4 cucharadita de pimentón de la vera, 1/2 cucharadita de sal, 1/4 de cúrcuma
3 cucharas de aceite de oliva
2 cucharadas de salsa tamari
1 taza de agua
PREPARACIÓN
La receta es muy sencilla: mide las semillas y tritúralas por separado. Incorpora todos los ingredientes secos en un bol y remueve para mezclar las diferentes semillas con las algas, las especias y las hierbas.

Añade el agua, aceite y tamari y remueve bien con una espátula hasta que lo tengas bien mezclado. Deja la «masa» reposar al menos 20 minutos (puede estar hasta una hora).
Enciende el horno a 170 grados y cuando la mezcla lleve un rato asentada, prepara una hoja de papel de horno y con una espátula reparte la mezcla por encima. Tienes que dejar un grosor fino, de unos 2-3 mm. y lo más homogéneo que puedas. Un truco que utilizo es poner otra hoja de papel de horno encima, y con un rodillo grande voy aplastando y extendiendo la masa. Despega con cuidado el papel superior y con un cuchillo, por la parte roma, corta la masa como más te guste: yo suelo hacer marcas horizontales y verticales para conseguir cuadrículas de las que salen pequeños crackers rectangulares. Eche un poco de sal por encima y cuando el horno alcance la temperatura puedes llevar con cuidado la hoja de papel con la masa cortada a la bandeja y horneas durante 20 – 25 minutos.

Estarán listas cuando veas un color dorado homogéneo.
Cuando apagues el horno, puedes dejar la bandeja dentro unos minutos más para asegurarte que se quedan bien crujiente.
A mi me duran perfectamente unos 4 días en un bote bien cerrado.
A disfrutar!!!!
Tiene una pinta increible y parece bastante fácil; sobre todo si ya has probado las que hiciste tú, jejeje.
Gracias Ana. A ver si te animas y en la próxima cena yo también los pruebo… Un abrazo